El rock peruano sigue en pie y con la misma fuerza creativa que en sus mejores épocas, como lo demuestran varios de los discos de este género aparecidos en los pasados doce meses.
Por Fidel Gutiérrez M.
Su diversidad es semejante a la que caracteriza a nuestra sociedad. El rock peruano actual tiene muchas voces y rostros, y una personalidad perpetuamente en formación, en la que tendencias foráneas conviven con rasgos eminentemente locales; musicales o de contenido lírico. Este año, pese a la indiferencia de medios masivos como la radio y la televisión de señal abierta, los músicos locales dedicados a este género han dejado para la posteridad un buen número de discos pletóricos de talento y calidad. Desde Arequipa, Los Chapillacs con Odisea Cumbia 3000 –su primer CD de largo aliento- acercaron a las nuevas generaciones el legado de bandas como Los Destellos o Juaneco y su Combo. Guitarras psicodélicas, ritmos calientes y una actitud lúdica caracterizan a esta producción.
Menos sorprendente, pero con un acabado sonoro notable, Sodoma y Gamarra, el segundo disco de Bareto, cumplió el objetivo de mantener a esta banda como una de las más conocidas y exitosas del país e incluyó su versión de “No Juegues con el Diablo”, uno de los poquísimos hits masivos provenientes de nuestras canteras roqueras. Fusiones más pronunciadas fueron las ensayadas por Barrio Calaveraen Suena Calle, su primer álbum. Sostenidos sobre una base de naturaleza ska, el grupo formado en Breña no tiene reparos en introducir elementos chicheros y de punk rock en una misma canción. Por rumbos de alguna manera afines transita Vieja Skina, novel agrupación cuya reivindicación del sonido del ska jamaiquino tradicional y el empleo de instrumentos de viento, la hace una rara avis dentro del circuito alternativo. Una grabación en vivo, que se puede descargar por Internet, cumple con mostrar la elegancia de su sonido en directo. Ya casi al final del año, Shenike, fundador de La Sonora del Amparo Prodigioso, mostró Suburbios del Alma; otro ejercicio de síntesis de sonidos urbanos.
Miki González, por su parte, dejó por un momento la electrónica para fusionar lo afroperuano con el flamenco en Lando por Bulerías. Más ortodoxo que todos los discos anteriores resulta Bossa Blues, CD presentado por el trío del mismo nombre, gracias al cual la extraordinaria voz de Elsa María Elejalde volvió a acercarse a los predios roqueros. Uno de los responsables de ese proyecto, el argentino Christian Van Lacke, participó además en Tlön, trío que este año publicó II; disco que no se agota en el hard rock y que rescata el espíritu libre de los primeros años 70. Más Allá del Sol Poniente, de la banda Don Juan Matus, muestra las nuevas dimensiones a las que se puede acceder desde la música dura. Sin duda, uno de los discos de rock pesado más sorprendentes del año, junto al Apus Revolution Rock, de La Ira de Dios(el grupo que aparece en la foto inferior derecha); una muestra de frenetismo psicotrópico y furia distorsionada. Estas tres últimas producciones han sido editadas por sellos discográficos europeos, lo que dice mucho de su calidad. Corrosión, por su parte, desplegó en MXM una descarga de metla industrial, amparada en guitarras poderosas y secuencias electrónicas.
MELODÍA Y ATREVIMIENTO
En el apartado pop cabe destacar el sorpresivo vuelco del ex vocalista de Los Zopilotes, Carlos Compson hacia la introspección melódica enMelancolía, su primer CD. Libido, a su vez, cerró el año con Rarezas, una recolección de canciones inéditas grabadas durante toda su trayectoria; una jugada poco usual en nuestra escena. A su vez, Francois Peglau, ex vocalista de Los Fucking Sombreros, nos dejó The Inminent Failure of Francois Peglau, disco gestado en Londres, donde reside. Melodías memorables y un aire de sencillez impregnan positivamente todas sus canciones y lo colocan entre lo mejor del año. Sus ex compañeros, encabezados por Pipe Villarán se reagruparon en Longplayer, para seguir en su primera producción el mismo rumbo estilístico rocanrolero que los caracterizaba años atrás. Alejandro Susti, por su parte, nos entregó Underwood; grupo de canciones inspiradas en La Casa de Cartón, de Martín Adán, con la usanza y sobriedad del mejor rock clásico. Mención aparte merece el eclecticismo de Las Amigas de Nadie, grupo femenino que con su disco Eres Nadie, su desfachatez y la diversidad de estilos que manejan, ha trascendido los límites de la escena arty de la que provienen. Singular también es la propuesta de Moldes (tres de sus cuatro integrantes aparecen en la foto de la izquierda), en la que lo extraño se hermana de manera natural con melodías pop positivamente infecciosas. Su disco debut homónimo así lo confirma.
Algo menos extrovertido es lo que hace Chico Unicornio. Boy Scouts, su primer disco, podría catalogarse como un ejemplo folk casero; pero sostenido por un charango antes que por una mandolina. El culto al sonido de las grabaciones caseras también se manifiesta en Durmiendo en parques de diversiones, de Xilofonmático (proyecto unipersonal de Nicolás cano), un CD lleno de sorpresas musicales, pero también de mucha ternura. Igual de original, pero más apegado a la electrónica es Safaridélica, disco editado por Luján y distribuido por el pujante sello Dorog Records (que también coloca su material para libre descarga en Internet). Sin duda una de las cumbres de este año por su audacia y equilibrio rítmico. Zapping, el segundo disco editado por Ertiub, es igual de destacable por su audacia. Un DVD con imágenes diseñadas para cada tema completa este lanzamiento.
Notable también es Kinder, disco de la banda instrumental del mismo nombre, cuyo impresionante sonido oscila entre el post rock y lo experimental, sin perderse en divagaciones. El duo Pilotocopilotorecorre rumbos similares en su disco homónimo; sin voces también, pero con un minimalismo nato, derivado de contar tan solo con una guitarra y batería. La nueva banda Filtro también parece adscribir a estas tendencias, como lo demuestra Animalada, su primer CD. Serpentina Satélite demostró su enorme evolución con Mecánica Celeste; disco editado en Inglaterra y Alemania en el que las influencias del kraut rock y la psicodelia definen ambientes sonoros vertiginosos, impredecibles y libres. Sinapsis, de Liquidarlo Celuloide también merece recibir esos adjetivos. El afán de sus tres integrantes por explorar rumbos sonoros intensos y no necesariamente armoniosos, es evidente y, a la vez, apabullante.
El Aire, con V, sorprendió a sus seguidores por ahondar en el formato de la canción antes que en el de la divagación sonora. Equilibrio similar, pero enfocado desde otro ángulo, fue el que mostró el trío Plug-Plug (los de la foto inferior de la página 14) en Moomuamoo Cowcrazylove, otra de las cumbres de 2010. Rock del siglo XXI que bebe de las fuentes del hardcore, el screamo y otras tendencias afines. Similares coordenadas –pero enfocadas más visceral que mentalmente- siguen The Muertos yAdictos al Bidet, que este año publicaron un disco compartido, en el que el frenetismo punk y arrebatos melódicos se reparten el protagonismo. Más ortodoxos fueron los discos de Textura (Vértigos de Sol) y Tsunamikill (Tóxico). Las deudas del primero con el dark y del segundo con el punk son evidentes. Radio Garage, en su homónimo primer CD también juega con las vertientes más ásperas del rock subterráneo. Los Suplentes y su disco A bailar con Los Suplentes, mostró a un grupo capaz de reconciliar el rocabilly con el punk. Morbo, a su vez, recurrió al formato del casete para presentar su álbum De Baja Calidad; una reunión de temas cuya desfachatez se sobrepone a cualquier otra consideración técnica, e invoca al espíritu espontáneo del rock punkie limeño de los años 80
De antología
Quizás el disco recopilatorio mas representativo de nuestra escena roquera en 2010 sea Botiquín, por reunir a varias de las bandas con más presencia en el circuito local. En cuanto a las antologías, destacaronDemoler: Rock Peruano 1965 – 1975 y La Historia del Rock Subterráneo 1985 – 1992; producciones que ayudan –por fin- a documentar las dos épocas más fecundas del género en el país. Por cierto, dos testimonios sonoros clave de esta última era, como las canciones de la seminal banda hardcore Autopsia y el primer casete de su sucedánea, G-3, fueron reeditados en vinilo. En el mismo formato se relanzaron los seis discos de 45 RPM que entre 1965 y 1966 editaron Los Saicos, agrupados en una lujosa caja, tituladaDemolición: The Complete Recordings, publicada en Europa, que generó reseñas y críticas positivas delirantes en buena parte del mundo, y que motivaron incluso a que la referida banda se reúna tras 40 años de inactividad para dar sendos conciertos en Lima y Valencia. (Publicado en el suplemento Variedades No. 205 del diario El Peruano, el 27 de diciembre de 2010)
Disco "Sinapsis", de Liquidarlo Celuloide (Buh Records, 2010) entre destacados del año
Saturday, February 26, 2011 § 0
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- Author: Luis Alvarado
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